Amistad después de los 30
Desde la infancia, hasta la última etapa del ciclo vital, los amigos forman una parte esencial en la vida de las personas. No en vano, un estudio de la Universidad de Michigan concluye que la presencia de amigos es algo básico para que el ser humano sea feliz. Poder depositar la confianza en otro, poder contar con alguien plenamente, es ya en sí mismo un motivo para tener una vida plena debido a lo beneficioso que resulta este tipo de vínculo. Tener amigos fomenta el sentido de pertenencia a un grupo, lo que aporta un gran valor emocional a la persona pues influye directamente en el aumento de la autoestima. En la infancia era muy sencillo hacer amigos pues cualquier compañero del colegio o vecino con el que se compartía tiempo se convertía en ello. En la adolescencia y la juventud, se seguía propiciando la aparición de nuevas amistades en los centros de estudio o en las salidas nocturnas. No obstante, una vez cumplidos los 30 mucha gente empieza a notar que hacer nuevos amigos es casi una misión imposible. Al parecer, esto no se debe a que exista un problema de habilidades sociales, mas bien es que, por norma general, sobre esa edad se pasa de vivir con los padres a vivir por cuenta propia, lo que reduce el tiempo que se dedica tanto a cultivar nuevas amistades como a cuidar las que se tienen. Así, un estudio científico asegura que el círculo de amistades alcanza su máximo nivel a esa edad y que, a partir de ahí, decae. Además, a partir de los 30, ya se han acumulado algunas decepciones con lo que se es mas prudente a la hora de escoger amigos, lo cual se hace de manera casi exclusiva por afinidad. Se podría concluir que hacer amigos a partir de los 30 es más improbable, pero por fortuna son relaciones más seguras. www.carloshidalgo.es