ANSIEDAD OLÍMPICA
Ya es un hecho: la Selección Española de Natación Sincronizada se ha quedado sin plaza para los JJOO de Río, después de ser medalla en las dos últimas citas de Pekín y Londres. Muchos son los motivos que se barajan, desde la destitución de Anna Tarrés, como la nefasta gestión de la transición generacional, pues el tiempo pasa para todos y quizá otras selecciones han realizado los cambios con más acierto. Aún con todo, seguro que la ansiedad de la alta competición ha tenido mucho que ver. En 150 días comenzaran los Juegos y 200 deportistas necesitan conseguir la clasificación. En muchos casos, su presencia en los Juegos va a depender de una única carrera, salto o lanzamiento, por lo que la ansiedad está por las nubes. El psicólogo del Centro de Alto Rendimiento, Pablo del Río, reconoce estar desbordado. Su objetivo es intentar que todos compitan al máximo de sus posibilidades. Cada deportista debe tener su plan de afrontamiento con el que optimizar sus recursos y minimizar su respuesta a la ansiedad. Por ello, a la hora de elaborar un plan, se ha de tener en cuenta las cualidades individuales, sabiendo qué estímulo estresor es el que más le afecta. No todos tienen la suerte de Fermín Cacho, quizá el deportista español que mejor ha sabido controlar la tensión en los grandes retos deportivos. El mismo día de la final de los 1.500 metros, donde se proclamó campeón olímpico, en Barcelona 92, el atleta soriano decidió tumbarse después de comer. Un par de horas más tarde, alarmados por el retraso, los técnicos de la selección española subieron a avisarle. Cacho estaba como un tronco. www.carloshidalgo.es