ASTENIA PRIMAVERAL
El pasado lunes entramos en la primavera, donde las temperaturas se tornan cálidas, mientras se disfruta de más de horas de luz. Esta transición, de un invierno frío, a un tiempo mejor, se caracteriza fundamentalmente por dos factores que alteran nuestros ritmos biológicos: el cambio de horario, al adelantar los relojes una hora, y la subida de la temperatura. Esto supone que, en tanto en cuanto el organismo se vaya adaptando a las nuevas referencias biológicas, algunas personas (en torno al 20 %) sienten una sensación de decaimiento físico y mental, somnolencia durante el día, desgana y susceptibilidad. A su vez, también puede afectar a los ciclos de sueño y, como consecuencia, generar cansancio. Aunque suele tener un carácter leve y, con frecuencia, remitir por sí sola en menos de dos semanas, a todo este conjunto de síntomas estacionales se le conoce como astenia primaveral. El término astenia proviene del griego (α σθένος), que significa carente de fuerza, y que hace referencia a una sensación de fatiga o debilidad generalizada que hace difícil llevar a cabo las tareas cotidianas con normalidad. Este tipo de astenia, puede ir acompañado de otras manifestaciones, como fatiga intelectual, dificultad para concentrarse, pérdida de memoria, dolor de cabeza, irritabilidad o problemas para dormir. Según parece, todo esto es debido a los cambios hormonales que realiza nuestro organismo, con el fin de adaptarse a la nueva situación. En concreto hablamos de la regulación de la actividad de una región del cerebro, el hipotálamo, muy sensible a las variaciones de los tiempos de luz y oscuridad, lo que provoca un cambio en la secreción de endorfinas (hormona asociada a la sensación de bienestar), a la serotonina (implicada en la regulación del estado anímico) y a la melatonina (hormona responsable del ciclo vigilia-sueño). A pesar de todo, conviene recordar que, como todo en la vida, todo llega, todo cambia y todo pasa, nada es para siempre. www.carloshidalgo.es