CARLOS HIDALGO Psicólogo clínico

Celos retrospectivos

Daphne de Maurier escribió en 1938 la novela Rebecca. Esta, narra la vida de Maxim de Winter que viaja hasta Montecarlo para olvidar la muerte de su esposa, casándose allí con otra mujer con la que regresa a su mansión. Todo es perfecto, hasta que la memoria de la esposa fallecida, de la que todos comentan el aura y la gran belleza que tenía, atormenta hasta el extremo a la segunda mujer, llenando de inseguridad el vínculo con su marido. Tomado del libro, la psicología habla de Síndrome de Rebecca o Celos retrospectivos, a la aparición patológica de pelusa hacia una expareja, considerándose patológico cuando éste aparece sin fundamento, convirtiéndose en una obsesión. Y es que sentir celos e incomodidad por un “ex” de la pareja es más común de lo que parece. Es la inseguridad, los problemas de apego y la baja autoestima quienes están detrás de ello. Con frecuencia, quienes lo sufren, tienen la necesidad de validar su relación constantemente, y de sentirse amados y aceptados en todo momento, lo que provoca un alto nivel de ansiedad y angustia emocional. De manera recurrente, se establece una comparación con la expareja, lo que hace que uno examine la apariencia física de esa persona, comparándola con la propia, así como los logros, la personalidad o incluso la vida sexual. Regular este problema requiere de un enfoque consciente y reflexivo, debiéndose trabajar aspectos como la autoestima y la seguridad en sí mismo. La novela fue tan exitosa que Alfred Hitchcock hizo una película donde, a la chaqueta de Joan Fontaine, se le empezó a llamar (y se sigue haciendo) en castellano “rebeca”. www.carloshidalgo.es

Las asas del sentido

Las asas del sentido Hace unos 2.000 años, Epicteto, uno de los filósofos más conocidos de la corriente estoica, nos habló de “las asas del sentido”, un sabio consejo sobre cómo afrontar las decepciones. A saber: Cada cosa tiene dos asas: una por la que es llevadera, y otra por la que no lo es. Si tu hermano actúa injustamente contigo, no lo tomes por el lado del agravio, pues esa es el asa no llevadera. Si lo tomas por el otro lado, y piensas que es tu hermano y que es la persona que creció a tu lado, ese lado bueno hará más soportable la decepción. El filósofo hacía referencia a esa tendencia humana de irritarnos y desilusionarnos cuando las cosas no salen como quisiéramos; pero también incita a ver la situación desde una perspectiva que haga la situación más tolerable, atemperando el daño que nos causa. Para ello, fiel al estoicismo, abogaba por enfocarnos solo en lo que podemos controlar, pensando que solo importa lo que depende de nosotros. Convencido de que debemos encontrar el equilibrio y la paz interior (la eudaimonía), Epicteto nos alertaba de lo erróneo de muchas de nuestras interpretaciones, pues nuestro pensamiento a menudo se apresura a sacar conclusiones precipitadas, realizando juicios de valor, empujado muchas veces más por la emoción que por la razón. No olvidemos que nuestro diálogo interno, nuestra interpretación de los hechos, es la causante del 90% de nuestras ansiedades y preocupaciones. En definitiva, hemos de intentar tomarnos las cosas con “filosofía”, asumiendo que muchas veces las personas no hacen daño a propósito, sino que simplemente se han dejado llevar por las circunstancias

Fracasa otra vez, fracasa mejor

El premio Nobel de literatura Samuel Beckett escribió en su libro Rumbo a peor, el fragmento siguiente: Lo intentaste y fracasaste. Da igual, prueba otra vez. Fracasa otra vez, fracasa mejor. Este párrafo se ha convertido en una especie de eslogan para la gente emprendedora, subrayando que el fracaso es un aprendizaje imprescindible en el camino al éxito, convirtiéndolo en un peaje necesario para triunfar, como el primer paso hacia el éxito. Como si antes de conseguir la meta fuera necesario fracasar, concediendo al fallo tanto protagonismo que parece indispensable pasar por él. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de Yale concluyó que equivocarse no es un requisito para triunfar. Que las personas tendemos a sobreestimar la tasa en la que las personas consiguen un éxito tras un fracaso, exagerando así los beneficios del fracaso. Los participantes también tendieron a asumir, erróneamente, que la gente se enfoca en sus errores y consigue aprender de ellos de cara al futuro. Pero esto no es verdad. Es muy difícil aprender de una mala experiencia, ya que cuando fracasamos, nuestra autoestima disminuye y comienzan a aparecer sentimientos de duda y desconfianza sobre nuestros proyectos y sobre nosotros mismos. Y volver a intentarlo no es suficiente. Hay que saber gestionar y afrontar un fracaso con la actitud necesaria para aceptarlo como una variable más. Lo importante es analizar bien el fracaso y averiguar el porqué de éste, ya que cada persona debe conocer sus errores, corregirlos y superarlos. Como dijo Winston Churchill: El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal: lo que cuenta es el valor para continuar. www.carloshidalgo.es

No dejes para mañana …

No dejes para mañana … Cada día mueren en España 1.200 personas, de las cuales 200 son “previsibles” al padecer una enfermedad terminal. Esto quiere decir que, todos los días 1.000 personas, como las que estamos leyendo estas letras, se han levantado y, durante el día de hoy, tendrán un ictus, un infarto, un accidente cerebrovascular o de tráfico, que les hará entrar en un hospital y no salir vivas de él. Este dato, por duro que sea, es una realidad que pone en valor el hecho de estar vivos. Al abrigo de la moda estoica, recordemos una cita de Marco Aurelio: “Cuando te levantes por la mañana, piensa en el precioso privilegio que es estar vivo, para poder respirar, pensar, disfrutar, amar …”Pasamos el 70 % del tiempo recordando el pasado o planificando el futuro, de tal manera que solo un 30 % del tiempo estamos en el presente, el único momento que realmente existe. No es que sea malo evocar momentos pasados, ni visualizar situaciones ideales futuras, pero con frecuencia, el pasado nos angustia, porque no lo aceptamos, y el futuro nos produce intranquilidad porque no lo controlamos. La realidad es que el tiempo es efímero y el presente un suspiro en nuestras manos. Por eso, hay que vivir plenamente cada día, manejando los desafíos y disfrutando la vida tal como se presenta, viviendo con propósito y autenticidad. No permitas que la vida pase, sin vivirla. Los refranes son sentencias breves, basadas en la experiencia, que transmiten de generación en generación sabiduría condensada. Así que, No dejes para mañana, lo que puedas hacer hoy … pedir perdón, besar, abrazar, disfrutar, amar … www.carloshidalgo.es

Sincericidio

Sincericidio La sinceridad es una virtud valorada en las relaciones personales y profesionales. Ser íntegro, probo y transparente genera confianza, fortalece vínculos y construye un nexo de unión tal, que hace que los lazos que se establezcan sean hercúleos. No obstante, si la sinceridad implica comunicar la verdad con delicadeza y empatía, buscando el momento y la forma adecuada para hacerlo, el sincericidio es el acto de decir lo que uno piensa sin filtro, sin prudencia y sin tener en cuenta los sentimientos de los demás. Y, cuando esto se produce, las consecuencias pueden ser nefastas. De entrada, se produce un deterioro en las relaciones, pues la gente que se siente herida, atacada u ofendida, evita el contacto desconfiando de la persona que practica el sincericidio. Además, se crea un ambiente hostil, tenso y adverso, estableciendo un entorno hiriente y destructivo. Para que esto no ocurra, se debe pensar antes de hablar, reflexionar sobre si es el momento y contexto adecuado, y tomar en consideración sobre si decir “la verdad” aportará algo positivo a quien la escuche. Porque hay mucha gente que, escudándose en el lema yo es que soy muy sincero, justifica la impertinencia expresando realidades objetivas con opiniones negativas no solicitadas, solo para desahogarse, en una especie de honestidad mal entendida. Con frecuencia, la persona sincericida es insegura y rígida mentalmente (estilo Risto Mejide), con conflictos internos que le hacen posicionarse como superiores, utilizando una falsa honestidad, y haciéndonos saber que estamos ante un ser supremo. Y es que, no se trata de mentir, sino de transmitir una opinión de forma adecuada con sensibilidad y deferencia, en el momento y lugar oportuno. www.carloshidalgo.es

Efecto halo en la comida

Efecto halo en la comida Con el creciente interés por tener una vida saludable, la alimentación inteligente se ha convertido en una tendencia, buscando tomar decisiones informadas sobre lo que se come, desde la calidad, hasta el origen y beneficio de los alimentos. Pero no todas las decisiones sobre lo que comemos son tan racionales como creemos. Hay veces que el cerebro nos la juega sin que seamos conscientes de ello, con un sesgo cognitivo, ese atajo mental que intenta simplificar nuestra vida diaria, buscando tomar decisiones rápidas y eficientes. Un ejemplo de este efecto halo en la comida, se daría cuando, incluimos un alimento saludable dentro de una copiosa comida, creyendo que compensamos los alimentos que hemos comido menos saludables, como cuando terminamos una comilona con sacarina en el café. Otro ejemplo, es la tendencia a considerar que alimentos etiquetados como “saludables” son mejores para la salud, sin analizar bien su composición. Así, cuando un envase está etiquetado como orgánico, bajo en grasa, sin azúcar o light, se asume que todo el producto es saludable. Sin embargo, esto no siempre es cierto, pues un producto bajo en grasa puede tener altos niveles de azúcar o sodio, lo que puede contrarrestar cualquier beneficio que ofrezca por ser bajo en grasa. Pero, debido al efecto halo, el consumidor lo percibe como más sano en general. Es más, en ocasiones, este efecto consigue que comamos más de aquello que se recomienda comer menos, como cuando en vez de un donut “normal”, nos comemos dos o tres, porque son light. Y es que, sin una buena educación alimentaria, corremos el riesgo de comer más y peor. www.carloshidalgo.es

El melasudismo

El “melasudismo” El melasudismo (sinónimo de me la suda, me importa un pito o me la trufa) es un “palabro”, acuñado por Pablo Álvarez, que simboliza una filosofía que busca ayudar a vivir bien, de manera consciente y plena, similar al estoicismo o el taoísmo, invitando a relativizar los problemas y disfrutar de la vida. Uno de los mensajes principales que intenta transmitir es que se debe tomar conciencia de lo limitado que es nuestro tiempo y nuestra energía, por lo que hemos de priorizar a qué dedicamos (o en qué perdemos) nuestros momentos y vida. Porque pasamos gran parte de nuestra existencia dedicando tiempo a hacer cosas para satisfacer las expectativas depositadas sobre nosotros por gente que, en el fondo, nos la trae al pairo, y a la que nosotros también, se la soplamos. Esta filosofía no defiende que todo nos importe un pimiento, sino más bien que aprendamos a elegir aquello que importa, tomando conciencia de que tanto nuestra existencia como nuestro vigor es limitado. Por eso, conviene tener claro cuál es nuestro propósito de viday cuáles son nuestros valores, pues estos funcionan como un GPS que nos guía en la toma de decisiones, permitiendo elegir cuáles son las batallas que merecen la pena. En verdad, lo que no esté alineado con nuestros objetivos e ideales nos la debería refanflinfar e importar un bledo porque, con demasiada frecuencia, nos tomamos demasiado en serio una vida de la que no saldremos vivos, y en la que casi nada es para tanto. Sudar es bueno para el cuerpo, elimina toxinas; que te la sude es bueno para la mente, elimina mucha tontería. www.carloshidalgo.es

Normalizar lo anormal

Normalizar lo anormal El líder supremo del Afganistán, Haibatullah Akhundzada, ratificó la semana pasada una nueva ley, aprobada para “promover la virtud y eliminar el vicio”, que incluye la prohibición de que las mujeres hablen en voz alta en público y muestren sus rostros fuera de sus casas. Hace 3 años que los Talibanes tomaron el control del país asiático. En este tiempo, se han aprobado leyes como que ninguna mujer o niña pueda salir sola de casa, por supuesto cubierta de la cabeza a los pies con un burka, si no es con un hombre de parentesco próximo como padre, hermano o marido, ni pueda asomarse a una ventana o balcón para no ser vista por nadie. A todo esto, hay que añadir que las niñas mayores de 12 años no pueden ir al colegio y las mujeres tienen prohibido acceder a la educación superior (el 90 % son analfabetas), ni tener trabajo alguno. Además, una mujer no tiene acceso al servicio sanitario básico, ni a recursos financieros, careciendo incluso de libertad para elegir pareja (el 80 % tienen matrimonios forzados), convirtiendo a este país en el más peligroso del mundo donde una mujer pueda vivir, teniendo en cuenta factores como la salud, la violencia sexual, la doméstica y la discriminación económica. Las mujeres afganas son como un bien al servicio del hombre. Y, ante semejante atrocidad, la ONU se limita a emitir un simple comunicado donde muestra una actitud “preocupante” por el futuro del país. Y es que, como dijo, el escritor y filósofo Edmund Burke: para que el mal triunfe, solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada. www.carloshidalgo.es

La Capilla Sixtina

La Capilla Sixtina Una de las obras de arte más majestuosas de la historia, estuvo originada por los celos y la envidia. Miguel Ángel Buonarotti, era objeto de admiración y respeto por todo el mundo, pero como ocurre con los genios, también de celos y envidias. En Roma, sus rivales fueron Rafael y Bramante. Este último, convenció al Papa Julio II para que encargase a Miguel Ángel pintar la Capilla Sixtina con el objetivo de dejarlo en ridículo, pensando que no sería capaz de hacerlo, y así darle el proyecto a su amigo Rafael. Miguel Ángel, ya célebre por La Piedad y El David, contestó al Papa que no podía pintar 1.000 m² de techo curvo a 21 metros de altura, considerándose escultor, no pintor. Pero, al ser un gran devoto y ante la amenaza de excomunión, el genio aceptó el encargo. En 1512, tras 4 años sin apenas salir de la capilla, y casi ciego, por la pintura que le caía en los ojos (pintaba tumbado boca arriba), consiguió presentar al mundo una obra maestra universal. La envidia es ese desagradable sentimiento que surge cuando notamos que otra persona tiene una cualidad o un bien que quisiéramos poseer. Así, la persona envidiosa no puede soportar que otros hayan alcanzado cotas de éxito superiores a el. Pero cuando el ser humano abandona la envidia y se centra en su propia virtud, entra en el camino de la dicha. Y así fue. Rafael quedó tan maravillado con la obra, que homenajeó a Miguel Ángel incluyéndolo como figura central en su mejor cuadro, “La Escuela de Atenas”, convirtiéndose en mejor pintor de lo que era. www.carloshidalgo.es

El árbol de las preocupaciones

El árbol de las preocupaciones Había una vez un granjero que contrató a un carpintero para reparar una valla. Finalizado el primer día de trabajo, el granjero tuvo que llevar al carpintero a su casa, pues su vieja camioneta se negaba a arrancar. Una vez llegaron a casa del carpintero, éste le invitó a conocer a su familia. Bajaron del vehículo y, antes de entrar en su casa, el carpintero se detuvo frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Entraron en casa y abrazó afectuosamente a sus hijos y a su esposa. Mas tarde, realizadas las presentaciones, el carpintero acompañó al granjero al coche y, al pasar cerca del árbol, éste le preguntó porque antes se había parado y había acariciado sus puntas. El granjero le comentó que ese era el árbol de las preocupaciones. Y le dijo: “Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero esos contratiempos no pertenecen a mi familia, así que los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa, y por la mañana los recojo. Lo divertido es que, cuando salgo por la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que había colgado la noche anterior”. Este cuento nos habla del beneficio, para nuestra salud mental, de aprender a desconectar. Hacerlo conlleva dedicar tiempo de calidad a nuestras relaciones personales, familia o amigos, fortaleciendo así los lazos afectivos. Porque disfrutar de momentos valiosos con nuestros seres queridos, marcando una frontera entre lo laboral y lo personal, es fundamental para nuestro bienestar emocional. Así, desconectar del trabajo, ofrece la oportunidad de relajarse, liberar tensiones y reducir estrés. www.carloshidalgo.es