EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO Artículo opinión 18/12/2022
Comida de empresa
Tras dos inviernos consecutivos con mascarilla obligatoria en interiores, mucha gente ha esperado con muchas ganas el momento de la comida empresa. Para otros, sin embargo, este tipo de encuentros no son más que un incómodo convencionalismo social, al que se ven obligados a acudir. Esto suele darse cuando el ambiente laboral no acompaña, pues la tensión se suele trasladar a la comida, provocando un ambiente irrespirable. Hay otros, que no soportan la presión social del entorno laboral, que tiende a reaccionar de forma insistente cuando intentan desmarcarse del evento, costándoles expresar su no deseo de acudir al acontecimiento. Al final, a pesar del fastidio, acuden, tan solo para que no se les acuse de antisociales. Pero lo cierto es que, la mayoría de los empleados, suelen recibir de buen agrado la llegada de la cena de empresa. Es la gente que tiene una buena relación con sus compañeros y está deseando reunirse con ellos en un ambiente más distendido que el laboral. La verdad es que estas reuniones tienen su parte buena, pues suelen servir para reforzar las relaciones personales y la conexión entre los empleados. Si nos encontramos ante la tesitura de asistir o no, los expertos recomiendan acudir, aunque sea solo pocas horas, con el fin de relacionarse con los demás. No obstante, conviene practicar siempre la prudencia y el decoro pues, según un informe recientemente publicado, el 40% bebe más de la cuenta y el 20% dice algo inapropiado (la mayoría de veces a su jefe directamente). Por eso, con frecuencia, la fiesta, que pretendía ser un encuentro entre jefes, responsables y empleados para confraternizar y pasar un rato agradable, puede acabar convirtiéndose en un momento de exceso de confianza o de euforia desmedida, con resultados dañinos y perjudiciales. Así que, en la próxima celebración, sea de empresa, de amigos o familiar es mejor practicar la templanza, por lo que pueda pasar. www.carloshidalgo.es