EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO Artículo de opinión 14/11/2021
El abrazo
La semana pasada, el despiste de una madre del colegio Montealto de Madrid, fue el causante de un triple atropello que provocó la muerte de una niña de cinco años. Por lo visto, un error al cambiar de marcha hizo que el vehículo, en vez de salir hacia atrás avanzara provocando el fatal deceso. En el momento del arrollamiento, la mujer acababa de recoger a sus hijos, pues van al mismo centro educativo. Una de las primeras en salir fue María, la madre de la niña fallecida que trabaja en secretaría. Ya en el parking, María encontró a su hija herida de muerte, dándole tiempo a decirle un te quiero mientras la abrazaba. Acto seguido, se levantó para darle un abrazo a la mujer que, de manera accidental, atropelló a su hija. No hay palabras para expresar este gesto, pues nada reconforta más que un abrazo. El abrazo libera un neuropéptido, pequeña molécula formada por la unión de varios aminoácidos, que hace la función de la hormona oxitocina. Esta última es la denominada hormona del amor pues es la responsable de que amemos y seamos compasivos y amables con los demás. Es más, la neurociencia asegura que ningún niño se desarrollará de forma óptima si no es alimentado con muestras de afecto y si no se le abraza. Por si acaso el bálsamo de ese abrazo no fuera suficiente, los padres de la niña fallecida han mandado una misiva a todas las familias del colegio agradeciendo las muestras de cariño y las oraciones vertidas por su hija, haciendo especial hincapié en exonerar de toda culpa a la conductora. No existe peor experiencia en el mundo que la muerte de un hijo. No hay consuelo para ello. Y, aún con todo, nos encontramos con una madre ejemplar que dentro de su inmenso dolor se inclina hacia el amor, en lugar de hacia el odio o la represalia. Sin duda el summum de la indulgencia. www.carloshidalgo.es