CARLOS HIDALGO Psicólogo clínico

El (mal)hábito de compararse

EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO  Artículo de opinión  13/03/2022

El (mal) hábito de compararse

Toda comparación es odiosa, escribió Miguel de Cervantes en El Quijote. Odiosa o no, lo cierto es que deteriora la autoestima y obstaculiza la felicidad, debido a la tendencia que hay a exacerbar el valor del otro mientras minimizamos nuestras capacidades. El motivo que impulsa a compararse con los demás es buscar aquello que nos gustaría tener o alcanzar, pero con frecuencia, esto hace que infravaloremos lo que ya hemos logrado, desdeñando nuestros propios éxitos. Además, es injusto, pues al compararnos lo hacemos solo con retazos o fragmentos de realidad sacados de contexto, realizando un análisis simplista y equivocado. Cada uno tiene sus límites, su entorno, sus medios, sus capacidades y su lastre, lo que hace imposible poderse comparar en igualdad de condiciones. Por eso, las comparaciones que se hacen con tanta frecuencia son sesgadas, puesto que nos fijamos solo en un atributo (el más destacado), que suele ser un anhelo nuestro, dándole probablemente más valor del que tiene. Cada ser humano tiene sus virtudes y defectos, unos brillan en unas cosas y otros en otras, por lo que la única comparación válida es con respecto a uno mismo. Nunca deberíamos compararnos con nadie porque lo único que conseguimos es dañar el amor propio, ocasionando consecuencias muy negativas para el equilibrio psicológico y el bienestar emocional. Pero como en toda regla, hay una excepción. Compararse con los demás nos puede servir como fuente de inspiración para nuestro estilo de vida o para algún aspecto en concreto, siempre que seamos capaces de hacerlo con algún referente únicamente para inspirarnos. Así, una comparación bien enfocada puede ser un aprendizaje positivo. En este punto conviene puntualizar que el cerebro busca la coherencia, por lo que la actitud es muy importante. Si partimos de la idea de que somos peores que los demás, buscaremos señales que confirmen esta idea. Por el contrario, si pensamos que somos personas genuinas, nos compararemos para aprender. www.carloshidalgo.es

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