Fatiga pandémica
El concepto defatiga pandémicase utiliza para describir la tendencia de las personas a cansarse de las pautas, reglas y protocolos que se imponen ante cualquier alarma. La que se está generando para evitar la propagación del Covid-19 se le conoce con el largo nombre de fatiga conductual, pandémica, de emergencia, pública y de adherencia. Esta fatiga se caracteriza por el padecimiento de estrés, ansiedad, cansancio y desesperanza, emociones que parecen haberse adueñado de gran parte de la población española, después de más de 9 meses de restricciones y confinamientos, pasando de la responsabilidad y la concienciación del principio, a la desmotivación, apatía y hartazgo actual. Esta “fatiga pandémica” ha ido calando poco a poco, en la mayoría de la gente, con el paso del tiempo y la persistencia de las medidas, provocando que se reduzca la percepción del riesgo sobre la gravedad de la enfermedad en caso de contagio, lo que ha acarreado una caída en la adhesión a las medidas preventivas como el lavado de manos, la distancia de seguridad, el evitar tocarse ojos, nariz o boca, o reducir las reuniones sociales. Es un hecho comprobado que el ser humano, cuando se hastía de cumplir reglas pesadas y difíciles de seguir, paulatinamente se va relajando en las medidas, realizando conductas de mayor riesgo. Aún con todo, esta “fatiga pandémica” no debe convertirse en una forma de legitimar la desobediencia a las recomendaciones y las restricciones aprobadas por las instituciones. A pesar de ser comprensible la frustración por parte de la población ante esta situación tan incierta y compleja, esto no puede ser una excusa para bajar la guardia y no cumplir las normas pues, en puertas de la Navidad, esta relajación en el cumplimiento de las normas puede precipitar una tercera ola. Y, como ha sucedido siempre, si seguimos luchando juntos de manera solidaria evitaremos un yoyó de confinamientos y, cuando nos abracemos de nuevo, lo haremos con mas fuerza. www.carloshidalgo.es