JUANA RIVAS
Juana Rivas saltó a los medios de comunicación y a la opinión pública en el verano de 2017 por no atender a la decisión judicial que la obligaba a devolver a sus dos hijos a su exmarido, el italiano Francesco Arcuri, amparándose en una sentencia de 2009 en el que fue condenado por maltrato a tres meses de cárcel. Tras permanecer semanas escondida con sus hijos y ante la acusación de secuestro de menores, finalmente accedió a la entrega de los mismos al padre, que llevaba más de 15 meses sin verlos. Por tal motivo, el Juzgado de lo Penal nº1 de Granada consideró probado el delito de sustracción de menores condenándola a 5 años de cárcel, a seis años para el ejercicio de la patria potestad y a una indemnización de 30.000 euros a su expareja. También fue la protagonista del “Juana está en mi casa”, la corriente que se extendió entre los vecinos de la localidad granadina orquestada por dos trabajadoras de Centro de la Mujer de Maracena: Paqui Granados (asesora jurídica) y Teresa Sanz (Psicóloga), quienes fueron imputadas por inductoras del delito. El juzgado de Cagliari pidió a la doctora en Psicología Ludovica Iesu un informe pericial sobre el caso. La perito, después de tener 30 entrevistas con diferentes personas, entre ellas la propia Juana, en un periodo de 5 meses, ha concluido que la madre tiene una gran capacidad de manipulación sobre sus hijos y un funcionamiento mental patológico. Además, tiene labilidad emocional, no es capaz de procesar sus experiencias y ha triangulando a su hijo mayor el conflicto, convirtiéndolo en recipiente de las ansiedades maternas, sin ser consciente del daño psicológico provocado. La conclusión es demoledora pues asegura que confunde sus propias necesidades con las de sus hijos, por lo que es el padre quien debe encargarse de la educación de los hijos y la madre sólo verlos en vacaciones. www.carloshidalgo.es