La generación ansiosaCada vez hay más estudios que certifican que el uso indiscriminado del teléfono móvil está causando una epidemia de enfermedades mentales entre nuestros jóvenes. Esta es la primera generación, que entró en la pubertad sobre el 2010, que ha crecido con una conectividad total en una especie de mundo virtual. Paradójicamente, esto se debe en parte a que los padres, temerosos del peligro de la calle, intentan sobreproteger a sus hijos de la vida real, siendo muy laxos con el contenido que les dejan ver, quedándose así desamparados en el universo online. Esta circunstancia ha inhibido en los jóvenes su capacidad para explorar, ensayar y equivocarse, que es lo que en verdad les hace resilientes en la adultez. Les ha convertido en una generación indefensa, con miedo al miedo, a la mirada del otro, a la relación social, al aburrimiento … pasando de una niñez basada en el juego, a una basada en el teléfono móvil. Las redes sociales, que funcionan con el llamado refuerzo intermitente, patrón altamente adictivo, hace que el cerebro busque con ansía su dosis de dopamina dejándolos atrapados en esa adicción. Los algoritmos de las redes sociales muestran videos cortos que hacen que se permanezca en la plataforma mucho más tiempo del deseable. Y así, se acaba sucumbiendo a retos virales estúpidos, provocando una falta de concentración cada vez mayor, con su consecuente fracaso escolar. Además, la actitud siempre vigilante sobre el teléfono, fomenta un estado ansioso, pues la mente no llega nunca a relajarse debido a la tensión sostenida a lo largo del tiempo, que genera que el cerebro esté funcionando acelerado todo el día. www.carloshidalgo.es