CARLOS HIDALGO Psicólogo clínico

La honestidad

LA HONESTIDAD

En el mundo del deporte existen un sinfín de heroicidades y esfuerzos que, por su trascendencia, perduran en el recuerdo. Uno de los gestos que pasarán a la historia lo protagonizó el triatleta Diego Méntrida el pasado domingo en el Triatlón de Santander. El atleta madrileño, que marchaba en cuarta posición, se colocó tercero unos metros antes de la meta debido a la equivocación de su rival, el británico James Teagle, quien en la última curva se confundió de camino y se fue hacia una valla. Diego, consciente del error de Teagle, paró y esperó a que el británico recuperara la orientación, para que fuera éste quien acabara tercero en la prueba y subiera al pódium. “Al ver cómo se equivocaba, inconscientemente me paré. Se lo merecía”, confesó al terminar la prueba mientras se fundía en un abrazo con su contrincante. La deportiva actitud ha sido premiada por la organización del Triatlón al conceder a Diego el tercer puesto honorífico, con la misma recompensa económica (300 euros) que el atleta británico, todo por la actitud elogiable con su rival. Esta noble decisión tiene mucho mérito si tenemos en cuenta que la rectitud de carácter y un alma noble son virtudes que no abundan en nuestra sociedad. Se considera que una persona es honesta cuando toma la decisión que considera correcta incluso yendo en su propio perjuicio. Y es que la probidad y la autenticidad son cualidades y fortalezas necesarias a la hora de mantener relaciones sociales de cualquier tipo, ya sean de pareja, de familia, de amistad o de trabajo. Son virtudes que hacen que la persona, siendo fiel a sus ideales y principios morales, se encuentre comprometida a hacer siempre lo correcto, sin importar a quien pueda beneficiar. Porque ser íntegro es, sencillamente, ser lo que uno aparenta ser, tener una sola cara. Como dijo John Lennon: “Si eres honesto, tal vez no tengas muchos amigos, pero serán los adecuados”. www.carloshidalgo.es

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