La Maldición de Cronos
La última película de Quentin Tarantino, “Érase una vez … en Hollywood”, es un claro homenaje a la amistad a través del vínculo de los personajes de Leonardo DiCaprio (encarnando a Rick Dalton, un actor de westerns) y Brad Pitt (en el papel de Cliff Booth, el doble de Rick en las escenas de riesgo). Mientras Rick es rico, famoso y vive en un exclusivo barrio de los Ángeles, Cliff conduce un destartalado coche y duerme en una vieja caravana con su pitbull. A pesar de estas diferencias, Rick es un pesimista atormentado y Cliff un optimista feliz con sus carencias. Siempre que se consigue algo importante y significativo para uno, se desarrolla a su vez un miedo a perderlo, por lo que, detrás de cada logro existe la felicidad por la recompensa, pero también una buena dosis de miedo por la posible pérdida. A este miedo se le llama la Maldición de Cronos. En la mitología griega Cronos era el hijo menor de Urano y Gea. Gran parte de su vida estuvo a la sombra de las hazañas de sus hermanos mayores. Insatisfecho con su posición, y con el fin de conseguir más protagonismo, atacó a su padre y encerró a sus hermanos (los cíclopes) para que no pudiesen hacerle competencia. Por ello, su padre le maldijo anunciándole que uno de sus hijos lo destronaría de la misma forma que él había hecho. Cronos vivió toda su vida bajo el miedo a ser destituido. Su temor llegó a tal punto que devoraba a sus propios hijos nada más nacer con el fin de evitar que se cumpliese la profecía de su padre. Por eso la ansiedad y el miedo que se tiene a perder una posición (económica, laboral o social) como le ocurre a Rick, se llama así. Y es que, con frecuencia, los dioses de las distintas mitologías representan los defectos y las virtudes humanas. www.carloshidalgo.es