EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO Artículo de opinión 8/05/2022
Una nueva ludopatía
Tener libertad financiera se ha convertido en una de las utopías de algunos millennials que sueñan con tener una recompensa económica, sin trabajo ni esfuerzo alguno. Pasada la fiebre de las apuestas, la quimera de una prosperidad sin empeño emerge hoy en las criptomonedas. Cada vez son más los jóvenes que se entregan, sin cautela, a esta especie de nueva fiebre del oro, necesitando acudir a terapia para superar la adicción de especular con criptomonedas. Por lo visto, es la percepción del riesgo el factor determinante para discernir entre lo que es ser un inversor responsable y alguien que desarrolla un trastorno adictivo. Diferentes estudios han demostrado que las personas que se sienten atraídas por los juegos de azar, también son más propensas a participar en especulaciones con criptomonedas. Cuando de adicción se habla, la inmediatez del refuerzo es lo más importante. Mientras en la bolsa o la lotería la ganancia o la pérdida se demora en el tiempo, el potencial adictivo de las criptomonedas es colosal, pues funciona las 24 horas del día en las que se puede vender y comprar sin parar, como si de una ruleta se tratase. Aparte de la rapidez del resultado, existen otros factores que contribuyen a fomentar la adicción. Así, la creencia errónea de que se va a conseguir mucho dinero fácilmente, y otros sesgos cognitivos, actúan como refuerzo intermitente, lo que hace difícil la extinción de la respuesta, contribuyendo a su asentamiento. Por si esto fuera poco, la facilidad de uso de las plataformas y el atractivo de las aplicaciones, convierten una inversión económica en una conducta adictiva, como si fuese un juego. Además, la imagen positiva construida en torno a estas transacciones, hace que estos jóvenes no se vean a sí mismos como ludópatas, sino como personas decididas y astutas. Si a esto se le une la codicia, la ambición y la adrenalina, la ruina está servida. www.carloshidalgo.es