CARLOS HIDALGO Psicólogo clínico

LA PACIENCIA

La paciencia

Hemos convertido nuestra sociedad en el mundo del ¡ya! Nos cuesta cualquier tipo de espera. Hablamos o enviamos mensajes al andar o conducir, porque no nos han enseñado a esperar. Es como si todo tuviese que resolverse al momento para liberarnos de la ansiedad anticipatoria. Y, esta dinámica, nos agosta y debilita pues no se puede acelerar el ritmo de la vida y sus tiempos. Aunque queramos ir más deprisa, cultivando la impaciencia, todo en la vida tiene su proceso y desarrollo, y vivir a ritmo frenético, no nos beneficia. Ser paciente es observar la vida y aprender todo lo que nos enseña, a la velocidad que marcan los ritmos naturales. Una gran definición es la que dice que la Paciencia es la Ciencia de la Paz. No se podría definir mejor. La paciencia es una virtud que, a menudo, se subestima en la vida diaria y, sin embargo, su importancia es fundamental para nuestro bienestar emocional, ya que permite mantener la calma en situaciones límite, ayuda a tomar decisiones más reflexivas y permite perseverar en momentos de dificultad. Dejar que las cosas fluyan, no significa, sentarse a ver la vida pasar. Fluir con la vida significa marcar un rumbo desde la calma, sin pretender llegar antes de tiempo. Así, la paciencia nos enseña a valorar el proceso tanto como el resultado, a disfrutar del viaje sin obsesionarnos con la meta. Porque la paciencia no es solo la capacidad de esperar, sino la habilidad de mantener una buena actitud mientras se espera, ya que la mayoría de las cosas que valen la pena en la vida requieren de tiempo. www.carloshidalgo.es

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