La realidad del Mindfulness
Es una obviedad que el Mindfulness es uno de los temas psicológicos más en boga en la actualidad. Pero a pesar de que parezca una nueva moda en el campo del bienestar, sus orígenes se remontan al siglo VII a.C. Se diría que el objetivo del Mindfulness es dotarnos de un método para aprender a gestionar las emociones, actitudes y pensamientos para poder afrontar las situaciones que nos presenta la vida, practicando la conciencia plena. Las emociones tienen un carácter adaptativo ayudándonos a adaptarnos al entorno, pero por causa de una experiencia negativa, lo que nace como una función adaptativa, puede pasar a ser inadaptativa. Así, el miedo puede convertirse en angustia, la tristeza en depresión y la rabia en ira. El Mindfulness nos enseña a no evitar las experiencias negativas, tomando conciencia de ellas y aceptándolas como parte de nuestra vida. Pero, como todo, es bueno ser cautos, en especial con los estudios que siempre reportan efectos excesivamente positivos. Así, un grupo de investigadores ha alertado sobre el sesgo de publicaciones desmesuradamente positivas en torno al Mindfulness. Y es que la proporción de los beneficios de esta terapia exagera lo que ocurre en la realidad. Una de las explicaciones es que la mayoría de los estudios se realizan con poblaciones muy pequeñas (menos de 50 participantes), lo que los hace susceptibles a variables extrañas y a exagerar sus resultados. Otro factor es que no cuentan con suficiente validez. Un último dato sospechoso es que los estudios que van en contra no se publican ni pasados 30 meses, lo que da entender que existe una tendencia a publicar sólo los estudios positivos. www.carloshidalgo.es