MARTES Y 13
Este año, el destino ha querido que haya dos martes y 13. Uno ha sido hace unos días y el siguiente será en agosto. La combinación del día martes y del número 13 tiene su explicación. Por un lado, el martes simboliza al planeta Marte, signo de guerra y conflicto. Por otro, la triscaidecafobia, fobia al número 13, la encontramos en el cristianismo, ya que fueron 13 los asistentes a la última cena de Jesús y siempre se ha considerado a Judas, quien le traicionó, como el apóstol número 13. Es más, sin salirnos del cristianismo, es en el capítulo número 13 del “Apocalipsis” cuando se menciona la llegada del anticristo. Por estos motivos, muchas personas asocian la llegada del martes y 13 con la mala suerte. La creencia está tan popularizada, que existe una palabra que define el miedo a los efectos del martes y 13: trezidavomartiofobia. Evidentemente, siendo que no hay base científica donde apoyarse, el miedo infundado a que llegue esta fecha no es otra cosa que una superstición que suele ir asociada a cuestiones como la necesidad de predictibilidad, control y seguridad. Es cierto que lo habitual es que todos necesitemos vivir en un mundo relativamente predecible, que nos permita saber por qué pasan las cosas. El problema viene cuando se crean asociaciones que nos llevan a fabricar una correlación ilusoria, una creencia mágica. Un ejemplo podría ser atribuir el hecho de suspender un examen por ser martes y trece. A partir de ahí, una vez que hemos creado la regla supersticiosa (es martes 13 y el día será un desastre), la mente buscará datos que confirmen la regla, rechazando los que no la cumplan. Pero conviene recordar que, una superstición, es una creencia irracional según la cual se considera que una coincidencia o circunstancia, sin relación objetiva con la situación vital de una persona, puede influir en ella. Y, aunque la superstición ha sido compañera de la humanidad a lo largo de la historia, mejor no ser supersticioso, trae mala suerte. www.carloshidalgo.es