El pasado lunes asistimos al asesinato de la presidenta de la Diputación de León y del Partido Popular de la provincia, Isabel Carrasco. Hay dos arrestadas, Montserrat González Fernández, de 55 años y su hija Montserrat Triana Martínez González de 35, esposa e hija del inspector jefe de la Comisaría de Astorga. Parece que la venganza se encuentra detrás del crimen pues, en el momento del suceso, tan solo habían pasado 4 días de una sentencia desfavorable a los intereses de la hija. Todo arranca en 2011, cuando Montserrat Triana fue despedida de la Diputación, después de trabajar 5 años. Los propios compañeros señalaron que el enfado tras el despido fue desproporcionado y mayúsculo, aunque todos pensaron que con el tiempo se apaciguaría. Pero no, años de litigios y de rabia acumulada llevó al rencor a un nivel injustificable. En el pasado feudal de Japón, los samuráis mantenían el honor de la familia a través del asesinato vengativo, pero eso hace cientos de años. La asesina, convencida de ser la Némesis de Isabel, personificó la “venganza divina”, pensando que la presidenta era la culpable de todos sus males. Némesis es una de las deidades primordiales de la mitología griega, diosa de la justicia retributiva y de la venganza, que vigila la correcta distribución de la felicidad, por lo que también se encarga de impartir el justo castigo cometido por la soberbia humana. Lo cierto es que la venganza tiene una connotación esencialmente negativa, diferente al acto de justicia aunque se parezca a ésta. Además, la venganza siempre ha sido el placer de los espíritus estrechos, enfermos y acomplejados. www.carloshidalgo.es