TanatofobiaEl otoño siempre se ha considerado un periodo de cambio de ciclo vital, por lo que es un buen momento para recordar a los que ya no están. De hecho, rendir culto a los muertos es una característica común en casi todas las culturas del mundo. Todos los Santos y el Día de los Muertos (1 y 2 de noviembre) forman parte de un grupo de fiestas que tienen un origen común: el sistema de creencias de los antiguos celtas, quienes dividían el año en el periodo claro y el oscuro. Esto, estaba relacionado con el final de la cosecha y con la llegada de las noches más largas, en las cuales los muertos venían al mundo de los vivos a visitarles. En Latinoamérica, sobre todo en México, las familias se reúnen y construyen altares con flores, velas, fotos y comida, que sirven de guía a los muertos para la vuelta a sus casas por unas horas, simbolizando un reencuentro con las personas queridas. Siendo la memoria una parte esencial de la experiencia humana, el Día de los Muertos intenta fomentar la memoria colectiva al recordar a los que han partido para mantener vivo su recuerdo, sus historias y fomentar la conexión emocional entre generaciones. Pero, a pesar del intento de normalizar la muerte, se sigue evitando hablar de ella viviendo, el resto del año, de espaldas a ella. Por eso, hay autores que consideran a nuestra sociedad tanatofóbica, es decir, con miedo a la muerte y/o al proceso de morir. Un dato como mínimo curioso, pues el ser humano es el único animal que sabe con certeza que va a morir. www.carloshidalgo.es